EL DISCURSO POLÍTICO EN LA CONSTRUCCIÓN DE ESTRATEGIAS

Por Oswaldo Rodríguez Amaya

Toda ser humano, es un ser comunicado por naturaleza, sin embargo, hay quienes explotan más a fondo este producto de la comunicación que otros. 

El discurso, no siempre tienen que ser un discurso político, puede ser utilizado en cualquier parte del proceso de la comunicación y por cualquiera sujeto, pues el discurso permite fijar posturas respecto a un asunto, tema, problema político, e incluso, exponer las razones que llevará a tomar determinadas decisiones para resolver un problema en específico, sin embargo, de forma cotidiana confundimos el discurso con hablar por hablar frente a un escenario. 

No obstante, ¿qué es lo que hace a un auditorio aceptar las ideas de un orador? Primero, la lógica de los argumentos, segundo, las emociones sienten sus auditorios y, por último, la personalidad del emisor. Estos tres factores ayudarán a que los oyentes consideren propio el discurso y se sumen a una causa, en este momento, podremos decir que hemos completado una parte de los objetivos del discurso. 

De esta forma, en todo proceso de comunicación, la claridad en la transmisión de ideas es fundamental por que contribuyen a formar precisiones correctas sobre lo que sucede en el ámbito público, por lo que siempre, un discurso con lenguaje claro y conciso, nos ayudara a generar una empatía en el auditorio, pues el mecanismo por el cual se legitima el discurso es a través del reconocimiento de un sujeto por otros sujetos, en nombre de un valor aceptado por todos. 

Es así como el poder está hecho por lenguaje y acción, el primero, es el lugar de la lucha discursiva en el cual se permiten ciertos golpes, manipulación, proselitismo, amenazas, promesas y el segundo, es el lugar en donde se ejerce la relación de poder entre el dirigente y los jóvenes. 

Por lo tanto, el discurso forma un papel fundamental en el desarrollo de estrategias, pues será la punta de lanza para la construcción de la comunicación, la propuesta y la solicitud de apoyo, sin discurso, no hay estrategia, no hay rumbo ni hay dirección, para saber, ¿A dónde queremos llegar? Debemos de saber, ¿Cómo vamos a convencer? Al tiempo.