Por Marco Antonio Olaguez Bayona

Hay ocasiones en las cuales la vida es cruel, injusta y hasta dañina, hay historias que son tan dolorosas que cuesta su visionado, hay momentos en los cuales no es fácil sobrellevar las circunstancias, hay ocasiones en las cuales una lección conlleva más allá de los límites debidamente establecidos por la moralidad. Eso y más es ‘The Whale’ (La Ballena), una historia tan durísima como magnífica.

La trama nos presenta a un solitario profesor de inglés, que vive con obesidad severa e intenta reconectarse con su distanciada hija adolescente para tener una última oportunidad de redención. Sin duda estamos ante una de esas típicas películas de un corte serio, festivaleras, que se toman demasiado en serio así mismas y que busca dejarte una lección de una manera dura. Si lo que buscas es una película palomera te advierto que esta no es tú película. A destacar, la actuación de uno de los olvidados y alienados de Hollywood, y claro que me refiero al señorón Brendan Fraser, quién sin duda entrega una actuación merecedora de un premio de la Academia, parte como favorito, y he de decir que, aunque no obtenga la estatuilla el ya ganó, pues el ídolo de la infancia de muchos ha recuperado su carrera.

 Mención aparte merece el trabajo de Darren Aronofsky, director de esta cinta y que sin duda obtiene lo mejor de su protagonista, siendo capaz de darnos una pizca de esperanza y redención mediante el dolor de Fraser, recordándonos que nunca es tarde para dar un paso más allá de lo normal, y que el perdón más grande es el que te otorgas tú mismo, eso independientemente de tú entorno.

Cabe aclarar que esta película no está diseñada para hacerte sentir cómodo, el cine de este director tiende a ser así, ya lo vimos en ‘Mother’ y ‘Black Swan’. Es probable que más de uno llegue a sentir desagrado o hasta gordofobia dadas las escenas de este largometraje, sin embargo, es parte de la narrativa, donde al final el contexto estético se liga a la aversión de lo socialmente convencional y al tan arraigado concepto de belleza superficial tan presente en nuestros días. Porque al final de todo hay personas que no desean ser salvadas, y su vida es disfrutar de su dolor.

¡Que disfruten la película!