LOS RETOS PARA IMPULSAR EL CRECIMIENTO DE MÉXICO

Por Oswaldo Rodríguez Amaya

La nula voluntad de las instituciones gubernamentales, la alta carga burocrática, los modelos educativos obsoletos y las cargas tributarias, fueron durante el siglo XX algunos de los puntos clave que impidieron que el crecimiento económico de México llegará a lo necesario. Lamentable y seguramente, lo seguirán siendo para el término de la segunda década del siglo XXI.

Para impulsar el crecimiento económico de un país, es necesario, en un primer término, establecer muy claramente la voluntad de hacerlo desde las instituciones gubernamentales, ya que en México, es una práctica muy común que se improvisen las acciones a realizar, dejando a un costado todos los diseños de políticas públicas, que a su vez son acompañados de una serie de estudios cuantitativos y cualitativos que dan validez a dicho estudio, en cambio, son sustituidos por “ocurrencias” que no solucionan ningún problema social de fondo y solo de forma, dicho de otra forma, diariamente observamos que las acciones que se realizan por los gobiernos, más allá de resolver problemáticas de fondo, resuelven problemáticas de coyuntura política y partidocracia.

Si las acciones que impulsan la economía de un país están dentro de la agenda de los partidos políticos o dentro de los intereses, estas son llevadas a cabo y comunicadas al exterior de los grupos del poder, sin embargo, si estas no son prioritarias, pasan a un segundo término y quedan a la espera de que en un siguiente gobierno sean ejecutadas. 

El crecimiento económico de un país no solo nos muestra el rumbo por el que va una nación, ni tampoco solo si las decisiones político-económicas son buenas, pues también nos marcan el desempleo de millones de jóvenes.

Hoy en día, el COVID-19 vino a mover los escenarios económicos, sociales y políticos, pues si bien es cierto, lo que para algunos es un reto o crisis, para otros es una oportunidad, sin embargo, a muchos no les ha quedado claro, pues según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), los planes de reactivación económica son insuficientes para proteger los ingresos de las familias y los puestos de trabajo en pequeños negocios, y que han llevado a que durante la contingencia del COVID-19 se hayan perdido 346 mil 878 puestos de trabajo en todo el país, según lo informara Luisa María Alcalde, titular de la STPS. 

Sin embargo, para algunos gobiernos no ha quedado claro que si el apoyo del sector privado, el sector público se enfrentaría a grandes crisis económicas, sociales, políticas, de seguridad y sobre todo de salud, pues recordemos que nuestro país es regido por un sistema de carga tributaria, en el que según investigaciones de medios como El Financiero, un mexicano del sector productivo gasta en promedio el 50% de su salario en el pago de impuestos, estos de forma directa e indirecta. 

Finalmente, mencionar que es importante que se analice el aprovechamiento de las crisis, para pasar de zonas de incertidumbre e inseguridad, a zonas que garanticen el crecimiento productivo de nuestro país, pues los estudios del Fondo Monetario Internacional no pronostican un buen escenario para el país, pero sobre todo, es importante y necesario que se cierre la brecha de polarización que hoy en día existe en México, pues es necesario trabajar en unidad y con un discurso de diálogo y acuerdos que más allá de intereses personales, promuevan el bien común como filosofía de desarrollo.