QUE TIPO DE INVERSOR ERES PARTE II

Por Marco Antonio Olaguez Bayona

La semana pasada presenté la primera entrega sobre los tipos de inversores, en aquella ocasión escribí sobre el primer tipo, el inversor que no invierte, sino le has dado un vistazo te recomiendo que te des la oportunidad y le des una leída, en esta ocasión continuaré con el siguiente tipo: el inversor que invierte para no perder.

Marco Antonio Olaguez Bayona

¿A qué me refiero? Pues básicamente en esta clasificación nos encontramos a aquella persona que sí ha decidido ponerse manos a la obra y coger las riendas de sus finanzas personales. Es decir, este tipo de inversor que invierte para no perder, utiliza los diferentes instrumentos financieros a su alcance para poner a trabajar su dinero y obtener una rentabilidad, y es que las opciones son muchas, este tipo de inversor por lo regular suele destinar sus recursos a fondos de inversión, a la bolsa de valores, comprando inmuebles para alquilarlos, en fin maneras hay y bastantes. Pero, ¿Cuál es el perfil de esta persona? Por lo general, este tipo de persona es aquella que busca prosperar económicamente asumiendo un pequeño riesgo, por eso ahorra y usa ese dinero para sacarle un rendimiento. ¿Suena lógico no es así? La cuestión es que este tipo de inversiones se hacen a largo plazo, de manera sensata y mesurada. Como tal, este tipo de inversor sabe que la inflación puede mermar su poder adquisitivo, por eso pone su dinero a trabajar, pero asumiendo un riesgo controlado, calculado y buscando inversiones que ofrezcan relativa seguridad.

Y es que evidentemente los objetivos de cada inversor son variados, pues cada uno tiene necesidades diferentes, este inversor en particular busca preparar su jubilación para no depender del sistema público, o incluso quiera conseguir el día de mañana la independencia financiera. Es decir, el inversor que invierte para no perder no quiere hacerse rico con sus inversiones, solo quiere mejorar su situación financiera sin arriesgar demasiado con el objetivo de no verse arrastrado por los problemas o circunstancias económicas que puedan ocurrirle en el futuro, buscando llevar una vida cómoda y sin sobresaltos. ¿Te identificas? Yo te recuerdo que gastar dinero es fácil, pero que cuidarlo, cuidarlo cuesta.