CHRISTOPHER ROBIN: UN REENCUENTRO INOLVIDABLE

Por Marco Antonio Olaguez Bayona

Hace ya algunos ayeres que yo estaba en primaria, eran tiempos sin preocupaciones, y en esa época tuve una profesora que desechaba algunas de mis ideas e historias, me acusaba de ser demasiado complejo, de construir narrativas poco usuales o bien crear historias que carecían de lógica cuando las de mis compañeros eran más simples. Mi psicóloga decía que los niños no se complican tanto buscando respuestas tan lógicas y disfrutan más casando sus conocimientos terrenales con su desbordante imaginación. Justo de lo que esta película en mi opinión carece. Más bien la cinta es un entramado para mostrarnos choques de realidad, para plasmar como la visión cambia de cuando somos infantes con la ilusión de dibujar unicornios a cuando nos convertimos en adultos sombríos, corporativos, fríos, obsesionados con los números, pagar deudas y cumplir con las metas de la semana.

Marco Antonio Olaguez Bayona

El primer choque que llamo mi atención es aquel que se centra en mostrar como nuestra vil realidad como adultos suele ahogar muchos de nuestros deseos, parte de eso está representado por lo lento de la narrativa, orientada a equiparar a los monstruos como esos demonios internos que terminan por exprimir nuestras ilusiones, hecho que nos obliga a centrarnos en una realidad auto implantada, que va de la mano con el potente poder de la cinta de evocar a nuestra infancia, y este es justamente el recurso que no me agradó en lo personal de la cinta como la película busca transportarnos mediante la nostalgia a lo que éramos entonces, lo que decíamos, en lo que creíamos, además nos hace transportarnos hacia esos miedos que sentíamos, a lo que temíamos, cuando sonreíamos sin parar, aún sin tener un motivo. Cuando nos preguntábamos «¿Qué día es hoy?», a lo que respondíamos «Hoy es hoy», para finalmente concluir: «Hoy es mi día favorito», en lugar de lamentarnos por levantarnos de la cama cada lunes. Cuando no hacíamos nada, ni trabajar demasiado, ni matarnos a hacer deberes kilométricos, ni estar absorbidos por el WhatsApp o el Instagram, las juntas o los mails corporativos. La película como tal es un ejercicio normal, que busca conmover mediante la nostalgia, si eres un adulto sensible, te va a encantar, si lo que buscas es una propuesta innovadora, no es tu tipo de cinta, que disfrutes la película.