Por Marco Antonio Olaguez Bayona

Marco Antonio Olaguez Bayona

Las películas de ‘El Conjuro’ ayudaron a otorgarle a James Wan la categoría popular de maestro del terror. Su renovación del género supuso una bocanada de aire fresco para todos aquellos que llevaban tiempo viéndolo de capa caída, soportando la incesante repetición de historias repletas de lugares comunes como excusa para encadenar una serie de exasperantes y perezosos “jumpscares”. Los guiones no ofrecían nada auténtico ni mucho menos novedoso y no había artesanía, creatividad ni hermosura en las imágenes que pasaban ante nuestros ojos. Wan no rompió el molde, simplemente cogió los elementos conocidos y los combinó con una destreza que por primera vez en mucho tiempo, nos recordó como era asustarse de verdad. El éxito de los expedientes del matrimonio Warren desembocó en la ramificación hacia otras historias demoníacas que han ido construyendo una suerte de universo del terror, lejos del malogrado intento de Universal por crear el suyo. Aquí tenemos el último spin-off que se añade al canon, con guion de Gary Dauberman (responsable de ambas películas de ‘Annabelle’) y James Wan, y la dirección de Corín Hardy, nos presentan ‘La Monja’.

Estamos ante una de las películas de terror más necias e insustanciales que he visto en los últimos años. El propósito de su director parece simplemente ofrecer una sucesión de sustos tan previsible como carente de gusto. En 96 minutos hay solo dos secuencias que sean capaces de sorprender al espectador, el prólogo y la bien resuelta escena de las campanas; el resto del metraje se conforma con refugiarse en el golpe de sonido y fotocopiar con descaro los ademanes de la franquicia hasta que los hilos se transparenten. Se echa de menos la pericia de Wan para la delimitación del encuadre, su talento con los movimientos y la colocación de la cámara, su pulso para la atmósfera y la inteligencia con la que trata al espectador. Pero lo que más se echa en falta es una historia. Porque aunque pueda sonar extraño ‘La monja’ no tiene ningún tipo de desarrollo argumental, no digamos ya un sentido de la narración o algún personaje que pueda llegar al menos a la bidimensionalidad. La película es aburrida. Si se animan a verla, que la disfruten.